El mundo se detiene

Con ella a mi lado lo demás no importa. Su rostro apoyado en mi pecho. Sus ojos cerrados y sus sueños abiertos de par en par. El leve susurro de su respirar, lento y callado, como un niño en su cuna, con la placidez de aquel que tiene todo lo que desea.
Abrazado a ella con ternura a menudo la miro antes de caer en el sueño. Y por más veces que lo hago siempre me sorprende su imagen. Ella es bonita, mi bonita. Pero en ese momento, cuando apenas la ilumina el temblor de una vela, es hermosa y nadie la puede igualar. Por un momento creo que no es ella. Un ángel quizás, puede que la musa de un genial artista, o tal vez siga siendo ella pero con un aura de magia.
Luego la recobro. Es ella sin duda: la que comparte mis días y se refugia en mí por las noches.
Sigo observándola y siento que mi corazón se va agitando poco a poco. Sonrío levemente, con timidez, porque se que no hay gesto en el mundo que pueda expresar lo que estoy sintiendo. Por ello me quedo quieto y absorto en ella, tratando de contener una lagrima que ha aparecido sin yo llamarla. Al final la dejo salir, pues no sería justo frustrar su largo viaje desde el mundo de los sentimientos hasta el universo de la rutina y el día a día.
Finalmente siento como mi cuerpo se desvanece. Mi mente se aletarga y se aleja de mi consciencia. Me dejo vencer por el sueño, siempre abrazado a ella con ternura, siempre sintiendo la tibia caricia de su cuerpo contra el mío, siempre un millón de pequeñas y grandes cosas. El mundo se detiene, lo se, pero con ella a mi lado no importa.

Autor : Joan Moret

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